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Bases de pizza Integrales de Espelta

Gracias a su sabor y a sus destacados beneficios para la salud, la harina 100% integral se ha convertido en una tendencia que se está imponiendo con fuerza en la cocina. Es un tipo de harina que, gracias a la conservación del grano entero, tiene numerosas ventajas frente a las refinadas y es ideal para elaborar platos tanto dulces como salados. De ahí, que su oferta se haya popularizado y cada vez sea más demandada por los consumidores. Aunque más allá de tendencias, la realidad es que la harina integral tiene enormes propiedades nutricionales perfectas para llevar una alimentación equilibrada.

Fibra: 

Al contener gran cantidad de cáscara, cuenta con un mayor aporte en fibra. Ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, haciendo más lento y progresivo el paso de la glucosa a la misma, fomentando que nos sintamos más saciados, durante más tiempo y ayudando al proceso digestivo.

Vitaminas del Grupo B:

Tiamina: también conocida como vitamina B1, ayuda a convertir los alimentos en energía y fomenta el desarrollo y actividad de las células del organismo.

Niacina: ayuda al funcionamiento del aparato nervioso, digestivo y mejora la salud de la piel, eliminando sustancias tóxicas. Juega un papel importante en la producción hormonal, la metabolización de alimentos y en la formación de las células sanguíneas.

Minerales:

Selenio: ayuda a regular el sistema inmunitario e iniciar los procesos de defensa del organismo, protegiéndolo de posible infecciones. También regula la función de la glándula tiroidea y es un potente antioxidante, reduciendo el daño causado por los radicales libres.

Magnesio: es fundamental para la fijación del calcio y fósforo en huesos y dientes, por lo que previene la osteoporosis y las caries.